viernes, 21 de agosto de 2009

ómense el tiempo para leerlo ahora, sin mirar el reloj. Un beso,



TU TIENES EL RELOJ, YO TENGO EL TIEMPO

Habla de KRONOS Y KAIROS
Compartamos este tiempo
entrevista realizada por VÍCTOR-M. AMELA a:

MOUSSA AG ASSARID



No sé mi edad: nací en el desierto del Sahara, sin papeles....! Nací
en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali.
He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre.
Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier- 1. Estoy soltero.
Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo

- ¡Qué turbante tan hermoso...!

- Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto
cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su
través.

- Es de un azul bellísimo...

- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela
destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados...

- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?

- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos
naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.

- ¿Por qué?

- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.

- ¿Quiénes son los tuareg?

- Tuareg significa abandonados, porque somos un viejo pueblo nómada
del desierto, solitario, orgulloso: señores del desierto, nos llaman.
Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el
tifinagh.

- ¿Cuántos son?

- Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población
decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que
existía!", denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este
pueblo.

- ¿A qué se dedican?

- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en
un reino de infinito y de silencio...

- ¿De verdad tan silencioso es el desierto?

- Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio
corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.

- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?

- Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos
dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba...
Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre... Y yo. ¡No había otra
cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

- ¿Sí? No parece muy estimulante. ..

- Mucho. Alos siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo
que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar,
aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas... Y a dejarte
llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.

- Saber eso es valioso, sin duda...

- Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una
tiene enorme valor!

- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?

- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso.
¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar
juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!

- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?

- Vi correr a la gente por el aeropuerto.. . ¡En el desierto sólo se
corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro...

- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...

- Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa
falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté... Después, en el hotel
Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí
ganas de llorar.

- Qué abundancia, qué derroche, ¿no?

- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando
veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un
dolor tan inmenso...

- ¿Tanto como eso?

- Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los
animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre
murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a
contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.

- ¿Qué pasó con su familia?

- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día
yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama
para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa...
Entendí: mi madre estaba ayudándome...

- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?

- De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally
París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo
recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El
Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo...

- Y lo logró.

- Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.

- ¡Un tuareg en la universidad. ..!

- Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella... Y el fuego de
leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí
las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es
distinta cada cabra... Aquí, por la noche, miráis la tele.

- Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?

- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan
la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia
de poseer, frenesí, prisa... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe
por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!

- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.

- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y
el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al
campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo,
amarillo, verde...

- Fascinante, desde luego...

- Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y hervimos té.
Sentados, en silencio, escuchamos el hervor... La calma nos invade a
todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor...

- Qué paz...

- Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo.

domingo, 16 de agosto de 2009

Gracias por avisarme que hay pobres

Ignacio Copani
Agosto de 2009
La pobreza en la Argentina, fue instalada por Néstor Kirchner y Cristina Fernández???
Por Moreno??? Por Aníbal??? Por Alicia??? Por algún otro demonio setentista???
Por el fantasma de Evita??? Por D'elía??? Por los sindicatos??? Por la A.F.A.??? Por Mí???
Entiendo perfectamente que tanto los partidos de oposición como el Partido Multimediático no reconozcan que al menos este gobierno redujo a la mitad la cantidad de pobres desde el día que inició su gestión.
Sería como pedir Margaritas a los Cerdos (y esto no es ninguna referencia al desencuentro Stolbizer - Carrió).
Entiendo también que los que verdaderamente acentuaron los índices y las lágrimas de la pobreza retocen alegres y sin culpas por los canales de televisión. ¿O alguien esperaba que Cavallo u otros que fueron ministros de la década infame menemista y de la alianza tóxico-residual pidieran perdón?
Entiendo también que los sementales del neoliberalismo iniciado con la dictadura militar, destructora de empleos y de vidas, no sólo miren hacia otro lado, sino que sumen a su discurso la preocupación por los pobres.
Incluso entiendo a las viudas del kirchnerismo, a quienes sostuvimos durante años sobre la alfombra roja y cuando hay que poner verdaderamente los mejores y más corajudos atributos sobre la mesa, han preferido escapar como roedores por el tirante oportunista que presupone nuevos tiempos para las viejas derechas.
Los entiendo a todos.
Entiendo que la iglesia se rasgue sus impolutas vestiduras mientras deja librados a su suerte a los propios curas que se embarran en las villas y asentamientos. Entiendo que no reconozcan el fracaso absoluto de la beneficencia sin ir al fondo o la génesis de la desigualdad. Sin hacer ni siquiera la mínima referencia a las actitudes escandalosas de nuestra iglesia durante el festín oligarca que llevó a nuestra comunidad a ser lo que es hoy.
Cuando era chico, en el Padre Nuestro, se rezaba: ¨Perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores¨.. Hoy se ha cambiado esa frase por: ¨Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden¨. Por lo tanto si ofendo a alguien con estas palabras, se que estoy perdonado y la iglesia, está eximida de afrontar sus milenarias deudas con los pobres de toda pobreza y de toda región.
Pero al único que no entiendo es al tipo común que se instala en el medio de la turba iracunda, difamadora, crispada, golpista, que aplaude los lugares comunes del linaje gorila que hoy ha encontrado en ¨la pobreza¨ (la que ayudó a generar y la que en verdad le importa un carajo) una muletilla más donde apoyar sus odios.
¿Tan hueco quedó su cerebro como para convertirse en caja de resonancia que únicamente puede reproducir el eco de lo que los grandes medios le gritan?
¿Tan vacío quedó su corazón como para no tener una mirada comprensiva hacia el esfuerzo que se hace día a día en el combate contra la pobreza?
¿Cree de verdad que todos los funcionarios que se desempeñan en salud, desarrollo social, educación, áreas de trabajo, comercio, producción, organizaciones populares, municipios, etc, se rascan todo el día y el único que se da cuenta de que hay pobres es el presidente de la Sociedad Rural?
¿Tan mansamente acepta que la línea de pobreza se trace de acuerdo al ingreso de una familia y no a otros factores?
Siendo así, alguien que gana $1.200.- es pobre, pero si gana unos mangos más deja de ser pobre.. Prefiero medir los términos de pobreza a través de las chances de inserción que tengan los ciudadanos, de la realización en el trabajo de los jefes de familia, de las posibilidades de estudio de sus hijos, del acceso a la cultura y al deporte de los mismos, de las condiciones de infraestructura, servicios, agua, energía, pavimento y otros ítems del mínimo confort que uno precisa para desarrollarse.
Nadie puede decir que el gobierno atente contra ese esquema que puede sacar de la pobreza a una persona.
Nadie puede acusar al gobierno de tapar cloacas, cerrar canillas, cortar cables y romper caminos (salvo al gobierno de la ciudad de Buenos Aires que sigue empeñado en asfaltar calles que ya estaban asfaltadas).
Todo lo contrario. Quien camine el país verá la sensacional cantidad de obras en esa dirección que se vienen llevando a cabo y si lo camina bien, también se dará cuenta de la gran cantidad de obras que faltan todavía.
Desde el chicaneo de los canales de noticias se enciende la alarma al comprobar que hoy nacerán miles de pobres. También nacerán miles de hembras, miles de machos, miles de morochos, miles de rubios, miles de porteños y miles de provincianos. Si este es un país con pobres, es lógico (e injusto) que nazcan pobres, pero esos medios jamás dedican un minuto de hidalguía para reconocer el empeño que pone esta administración política para utilizar la mejor herramienta que imponen estos tiempos: El Trabajo.
Trabajo. Unica y principal barrera que pueda frenar todos los dilemas sociales que nos angustian. Trabajo, que dará más educación, más bienestar, más seguridad y ojalá... más trabajo.
El sordo que no quiera oír (o sea, el peor) que no escuche nada del mundo que habitamos. Que se haga el oso cuando se entere que en Estados Unidos, en un año y medio, se han despedido más de 7 millones de trabajadores y que ya en 2009 se ha batido el record de quiebras de pequeñas empresas. Que tampoco oiga de los millones de despidos en Brasil y en España (dije despedidos en un año, no desocupados, que son muchos millones más), pero que sepa que en Argentina eso no está pasando. Que mientras los sindicatos del mundo espadean por mantener los empleos, aquí se discuten aumentos de salarios.
Y que sepa que mientras el gobierno se hace cargo de infinidad de espacios de empresas que dejarían a miles de argentinos en la calle, nuestros grupos del monopolio mediático (esos mismos que se escandalizan con la pobreza) no permiten en sus feudos que haya, por ejemplo, delegados gremiales. Encima llenan sus redacciones con estudiantes pasantes contratados por 2 pesos, por 2 días. Y no nos olvidemos tampoco de nuestros grupos de agronegocios (esos que se han autodenominado ¨la patria¨ y se dicen conmovidos por la pobreza) que mantienen a la mayoría de sus peones sin cobertura médica, ni seguro de trabajo, sin respeto de horarios, asignaciones especiales... en fin... en negro, bien negro.
Si gobernar es crear empleo, apuesto todo al gobierno para que siga gobernando. Ni una ficha le pongo a quienes, con tal de limarlo día a día, hablan hoy de la pobreza , cuando por cierto, la única pobreza con la que tienen trato cotidiano, es la pobreza de su memoria, de sus ideas y de sus ideales.

Ignacio Copani

Agradecemos la difusión de este contenido
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jueves, 13 de agosto de 2009

http://noticiaaldia.com/2009/08/53-anos-de-ausencia-de-bertolt-brecht-inspirador-de-chavez/
Hombre maravilloso de inteligencia privilegiada...
lizzie
Agosto 13, 2009 - 9:39 am No hay comentarios | Imprimir noticia | 40 visitas
Mañana se cumplen 53 años de ausencia de Bertolt Brecht inspirador de Chávez
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Mañana hará 53 años que se marchó Bertolt Brecht autor de la siguiente cita inspirativa de grandes pensadores, como tambien de nuestro Presidente Hugo Chávez: “Hay hombres que luchan un día y son buenos, otros luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero están los que luchan toda la vida, y esos son los imprescindibles”.

Eugen Berthold (Bertolt) Friedrich Brechter (Brecht) Han Culen (Augsburgo, 10 de febrero de 1898 – Berlín, 14 de agosto de 1956), fue un dramaturgo y poeta alemán, uno de los más influyentes del siglo XX, creador del llamado teatro épico.

Vida y obra

Eugen Berthold Friedrich Brecht nacio el 10 de febrero de 1898 en Augsburgo.

Brecht terminó el bachillerato especial (Notabitur), al verse involucrado en un escándalo. Inicialmente influenciado por la euforia de la guerra, Brecht la criticó con el ensayo sobre el poeta Horacio (65 a. C.–8 a. C.) «Dulce et decorum est pro patria mori» («Dulce y honorable es morir por la patria»), en el que se considera honorable morir por la patria y que Brecht considera como «propaganda dirigida» en la que sólo los «tontos» caen. Por ello fue castigado con la expulsión de la escuela. Sólo la intervención de su padre y el profesor de religión le evitaron el cumplimiento del castigo.[1]

A continuación estudió medicina en Múnich, teniendo que interrumpir sus estudios al año siguiente al ser llamado a filas como soldado sanitario en un hospital militar en Augsburgo, en el marco de la Primera Guerra Mundial. Durante este tiempo conoció a Paula Banholzer, quien en 1919 dio luz a un hijo suyo, Frank, que moriría en el frente soviético durante la Segunda Guerra Mundial, en 1943.

Inicios

A partir de 1920 Brecht viajó a menudo a Berlín, donde entabló relaciones con gente del teatro y de la escena literaria. En 1924 se trasladó definitivamente allí y empezó a trabajar como dramaturgo junto a Carl Zuckmayer en el Deutsches Theater de Max Reinhardt.

En 1922 se casó con la actriz de teatro y cantante de ópera Marianne Zoff. A partir de aquel momento el joven artista tuvo papeles en Münchner Kammerspiele y en el Deutsches Theater de Berlín. Un año más tarde tuvieron una hija, Hanne; poco después conoció a la que sería su segunda esposa, Helene Weigel. En 1924 nació su segundo hijo, Stefan, y tres años más tarde se divorció de Marianne Zoff. En 1929 se casó con Helene Weigel, matrimonio del cual tuvieron una hija, Bárbara.

Desde 1926 tuvo frecuentes contactos con artistas socialistas que influyeron ampliamente en su ideología. Sus primeras obras ya sufrieron el influjo del pensamiento hegeliano, que conocía desde su primera juventud, así como las obras de Karl Marx. A los 29 años publicó su primera colección de poemas Devocionario doméstico y un año más tarde alcanzó el mayor éxito teatral de la República de Weimar con La ópera de cuatro cuartos, con música de Kurt Weill.

Brecht siempre quiso influir en el público con sus actuaciones, concienciarlo y hacerlo pensar, para lo cual fue configurando una teoría dramática antirrealista que procuraba distanciar al espectador del elemento anecdótico; para ello se fijó en los incipientes medios de comunicación de masas que la recién nacida Sociología empezaba a utilizar con fines políticos: la radio, el teatro e incluso el cine, a través de los cuales podía llegar al público que pretendía educar. Su meta fue alcanzar un cambio social que lograse la liberación de los medios de producción. En ello incluyó tanto el ámbito intelectual como el estético.

Pueden observarse estas metas ya en sus primeras obras como Baal, Tambores en la noche y en su colección de poemas Devocionario doméstico. La Ópera de cuatro cuartos critica, por ejemplo, el orden burgués, del que se burla representándolo como una sociedad de delincuentes. Esta obra fue llevada al cine en 1931 bajo la dirección de Georg Wilhelm Pabst y con la participación de varios de los artistas originales de la obra de teatro.

Un año después, Brecht llevó a cabo un proyecto de propaganda de sus ideas comunistas a través del cine. Kuhle Wampe (o ¿A quién le pertenece el mundo?), dirigida por Slatan Dudow y con música de Hanns Eisler, muestra las opciones que el Comunismo puede ofrecer a un pueblo alemán azotado por la crisis de la República de Weimar. La película fue prohibida un año después, cuando el régimen nazi llegó al poder en Alemania, manteniéndose la prohibición durante el periodo de 1933 a 1945.

lunes, 10 de agosto de 2009

Malalai Joya, la mujer a la que no pueden silenciar

Johann Hari
The Independent

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


“No estoy segura de cuántos días más seguiré en vida,” dice tranquilamente Malalai Joya. Los señores de la guerra que componen el nuevo gobierno “democrático” en Afganistán han estado enviando balas y bombas durante años para tratar de matar a esta pequeña mujer de 30 años proveniente de los campos de refugiados – y parecen aproximarse más con cada intento. Sus enemigos la llaman una “muerta andante.” “Pero no temo a la muerte, temo guardar silencio ante la injusticia,” dice simplemente. “Soy joven y quiero vivir. Pero digo a los que quieren eliminar mi voz: ‘Estoy lista, dondequiera y cuandoquiera que ataquéis. Podéis cortar una flor, pero no podéis detener la primavera.’”

La historia de Malalai Joya vuelve al revés todo lo que nos han dicho sobre Afganistán. En la retórica oficial, ella representa lo que ha sido el motivo de nuestra lucha. Es una joven afgana que estableció una escuela clandestina secreta para niñas bajo los talibanes y – cuando fueron derrocados – tiró la burka, se presentó de candidata al parlamento, y enfrentó a los fundamentalistas religiosos.

Pero ella dice: “Vuestros gobiernos os han echado polvo a los ojos. No os han dicho la verdad. La situación para las mujeres es ahora tan catastrófica como lo fue durante los talibanes. Vuestros gobiernos han reemplazado el régimen fundamentalista de los talibanes con otro régimen fundamentalista de señores de la guerra. (Es decir) que vuestros soldados están muriendo para eso.” En lugar de ser liberada, está a punto de ser asesinada.

La historia de Joya es la historia de otro Afganistán – el que está detrás de la burka y detrás de la propaganda.

“Somos las guardianas de nuestras hermanas.”

Me reuní con Joya en un apartamento londinense donde vive con una partidaria durante una semana, para hablar de sus memorias – pero incluso aquí hay que mantener en secreto sus desplazamientos, mientras va de un piso franco a otro. Me dicen que no mencione su ubicación a nadie. Está de pie en el pasillo, pequeña y delgada, con sus cabellos fluyendo libremente, y me saluda con un fuerte apretón de manos. Pero, cuando nuestro fotógrafo toma su foto, comienza a reírse como una niña: la tristeza que refleja su pálida cara se desvanece, y se deshace en alegres risitas. “¡Me cuesta acostumbrarme a esto!” dice.

Luego, cuando me siento con ella para hablar de la historia de su vida, el dolor vuelve a inundar su cara. Su cuerpo se tensa y sus puños se cierran.

Joya tenía cuadro días cuando la Unión Soviética invadió Afganistán. Ese día, su padre abandonó sus estudios para combatir al ejército comunista invasor, y desapareció en las montañas. Ella dice: “Desde entonces, todo lo que hemos conocido ha sido la guerra.”

Su más temprano recuerdo es que estaba agarrada de las piernas de su madre mientras los policías registraban de arriba abajo su casa buscando evidencia del lugar en el que se ocultaba su padre. Su madre analfabeta trató de mantener vivos lo mejor posible a sus 10 hijos. Cuando la policía se hizo demasiado agresiva, llevó a sus niños a campos de refugiados al otro lado de la frontera en Irán. En esas inmundas ciudades de carpas ubicadas en la antigua Ruta de la Seda, los afganos se aglomeraban y eran tratados como ciudadanos de segunda clase por Irán. De noche, animales salvajes entraban a las carpas y atacaban a los niños. Allí, la familia recibió la noticia de que el padre de Joya había sido muerto por una mina terrestre – pero estaba vivo, después de perder una pierna.

No había escuelas en los campos iraníes, y la madre de Joya estaba determinada de que sus hijas recibieran la educación que ella nunca había tenido. De modo que huyeron de nuevo, a campos en Pakistán Occidental. Allí, Joya comenzó a leer – y fue transformada. “Dime lo que lees y te diré quién eres,” dice. Desde los primeros años de su adolescencia, inhaló toda la literatura que podía – desde la poesía persa hasta los dramas de Bertolt Brecht y los discursos de Martin Luther King. Comenzó a transmitir su recién descubierta alfabetización a las mujeres mayores en los campos, incluida su propia madre.

Pronto descubrió que le encantaba enseñar – y, al cumplir 16 años, una obra benéfica llamada Organización para la Promoción de las Capacidades de Mujeres Afganas (OPAWC) le hizo una atrevida sugerencia: ve a Afganistán y establece una escuela secreta para niñas, bajo las narices de la tiranía talibán.

De modo que tomó la poca ropa que tenía y fue llevada secretamente a través de la frontera – y comenzaron “los mejores días de mi vida.” Odiaba tener que ponerse una burka, ser acosada en las calles por la omnipresente policía “de vicio y virtud”, y estar bajo la amenaza constante de ser descubierta y ejecutada. Pero dice que valió la pena por las pequeñas. “Cada vez que una nueva niña entraba a la clase, era un triunfo,” dice, resplandeciente. “No hay nada mejor.”

Apenas logró evitar ser descubierta, una y otra vez. Una vez estaba enseñando a una clase de muchachas en el sótano de una familia cuando la madre gritó repentinamente: “¡talibanes! ¡talibanes!” Joya dice: “Dije a mis estudiantes que se acostaran en el suelo y permanecieran totalmente silenciosas. Oímos pasos arriba y esperamos mucho tiempo.” En muchas ocasiones, hombres y mujeres corrientes – extraños anónimos – le ayudaron enviando a la policía en la dirección equivocada. Agrega: “Cada día en Afganistán, incluso ahora, cientos si no miles de mujeres comunes realizan esos pequeños gestos de solidaridad mutua. Somos las guardianas de nuestras hermanas.”

La obra benéfica quedó tan impresionada con su persona que la nombró directora. Joya decidió establecer una clínica para mujeres pobres justo antes de los ataques del 11-S. Cando comenzó la invasión estadounidense, los talibanes huyeron de su provincia, pero las bombas siguieron cayendo. “Se perdieron innecesariamente muchas vidas, igual que en la tragedia del 11 de septiembre,” dice. “El ruido era aterrador, y los niños se tapaban los oídos y gritaban y lloraban. El humo y el polvo llenaban el aire con cada bomba que caía.”

En cuanto los talibanes se retiraron, fueron reemplazados por los señores de la guerra que habían gobernado Afganistán justo antes. Joya dice que, en ese momento: “me di cuenta de que los derechos de las mujeres habían sido traicionados por completo… La mayoría de la gente en Occidente ha sido llevada a creer que la intolerancia y la brutalidad hacia las mujeres en Afganistán comenzaron con el régimen talibán. Pero es una mentira. Muchas de las peores atrocidades fueron cometidas por los fundamentalistas muyahidines durante la guerra civil entre 1991 y 1996. Ellos introdujeron las leyes que oprimían a las mujeres, seguidas por los talibanes… y ahora volvían al poder, respaldados por EE.UU. Volvieron de inmediato a su antigua costumbre de utilizar la violación para castigar a sus enemigos y recompensar a sus combatientes.”

Los señores de la guerra “han gobernado Afganistán desde entonces,” agrega. Mientras “se ha creado un simulacro de parlamento en Kabul para uso en EE.UU.,” el verdadero poder “está en manos de esos fundamentalistas que gobiernan en todas partes fuera de Kabul.” Como ejemplo, nombra al ex gobernador de Herat Khan. Estableció sus propios escuadrones de “vicio y virtud” que aterrorizaron a las mujeres y destruyeron casetes de vídeo y música. Tenía sus propias “milicias privadas, cárceles privadas”. La constitución de Afganistán es irrelevante en esos feudos privados.

Joya descubrió exactamente lo que eso significaba cuando comenzó a establecer la clínica – un señor de la guerra local anunció que no sería permitida, ya que era mujer y crítica del fundamentalismo. Lo hizo igual, y decidió enfrentar a ese fundamentalista presentándose a la elección para la Loya jirga (“reunión de los ancianos”) para elaborar la nueva constitución afgana. Hubo un gran movimiento de apoyo para esa muchacha que quería construir una clínica – y fue elegida. “Resultó ser que mi misión,” dice, “sería denunciar la verdadera naturaleza de la jirga desde adentro.”

“Nunca volví a estar segura.”

Al pasar ante las cámaras de televisión del mundo hacia la Loya jirga, lo primero que Joya vio fue “una larga fila con algunos de los peores abusadores de los derechos humanos que nuestro país haya jamás visto – señores de la guerra, criminales de guerra y fascistas.”

Pudo ver a los hombres que invitaron al país a Osama bin Laden, los hombres que introdujeron las leyes misóginas que después fueron seguidas por los talibanes, los hombres que habían masacrado civiles afganos. Algunos llegaron allí mediante la intimidación del electorado, otros mediante el fraude electoral, y aún más que fueron simplemente nombrados por Hamid Karzai, el ex petrolero instalado por el ejército de EE.UU. para que gobernara el país. Pensó en un antiguo dicho afgano: “Es el mismo asno, con montura nueva.”

Por un momento, mientras esos viejos asesinos comenzaban a pronunciar largos discursos congratulándose por la transición a la democracia, Joya se sintió nerviosa. Pero entonces, dice: “Recordé la opresión que enfrentamos como mujeres en mi país, y mi nerviosismo se evaporó, para ser reemplazado por la cólera.”

Cuando le tocó su turno, se levantó, miró alrededor a los ensangrentados señores de la guerra y comenzó a hablar. “¿Por qué permitimos que haya criminales presentes? Son responsables por la situación en la que estamos… Son ellos los que convirtieron nuestro país en el centro de guerras nacionales e internacionales. Son los elementos más contrarios a las mujeres en nuestra sociedad que han puesto a nuestro país en este estado y quieren volver a hacer lo mismo… En su lugar deberían ser procesados en los tribunales nacionales e internacionales.”

Esos señores de la guerra – que alardean de ser duros – no pudieron hacer frente a una esbelta joven que decía la verdad. Comenzaron a gritar y a aullar, llamándola “prostituta” e “infiel”, y a arrojarle botellas. Un hombre trató de golpearla en la cara. Le cortaron el micrófono y la jirga se convirtió en un disturbio.

“Desde ese momento,” dice Joya, “nunca volví a estar segura… Para los fundamentalistas, una mujer es medio ser humano, que sirve sólo para satisfacer todas las voluntades y deseos de un hombre, y para producir niños y trabajar en la casa. No podían creer que una joven mujer les estuviera arrancando las máscaras ante los ojos del pueblo afgano.”

Una turba fundamentalista apareció unas pocas horas después ante su alojamiento, y anunció que había ido a violarla y lincharla. Tuvo que ser puesta bajo inmediata guardia armada – pero se negó a ser protegida por soldados estadounidenses, e insistió en que fueran policías afganos.

Su discurso fue transmitido a todo el mundo – y vitoreado en Afganistán. Recibió un inmenso apoyo de la gente de su país, feliz de que finalmente alguien haya expresado su opinión. Una aldea pobrísima reunió dinero y envió un delegado a cientos de kilómetros de distancia para expresar su agradecimiento.

Una mujer extremadamente anciana llegó acarreada en una carretilla desvencijada, y explicó que había perdido dos hijos – uno ante los soviéticos, el otro ante los fundamentalistas. Dijo a Joya: “Tengo casi 100 años, y me muero. Cuando supe de usted y de lo que dijo, supe que tenía que verla. Dios la proteja, querida.”

Le entregó su argolla de oro, su única posesión de valor, y dijo: “¡Tiene que aceptarla! ¡He sufrido tanto en mi vida, y mi último deseo es que acepte éste mi regalo!

Pero los ocupantes de EE.UU. y la OTAN instruyeron a Joya que debía mostrar “cortesía y respeto” hacia los otros delegados. Cuando Zalmay Khalilzad, el embajador de EE.UU. le dijo eso, ella respondió: “Si estos criminales hubieran violado a su madre o a su hija o a su abuela, o matado a siete de sus hijos, para no hablar de todos los tesoros morales y materiales de su país, ¿qué palabras utilizaría contra semejantes criminales que estén dentro del marco de la cortesía y el respeto?”

Se inclina y cita a Brecht: “Brecht dice: ‘El que no conoce la verdad es sólo un idiota. El que conoce la verdad y dice que es una mentira es un criminal.’”

Los intentos de asesinarla comenzaron con un francotirador – y no se han detenido desde entonces. Pero ella dice sencillamente, con su puño cerrado: “Quería que los señores de la guerra supieran que no les tenía miedo.”

De modo que se presentó a la elección para el parlamento, y ganó por gran mayoría. “Volvería de nuevo para enfrentar a los que habían arruinado mi país,” explica, “y estaba determinada a mantenerme erguida y a que nunca volvería a doblegarme ante sus amenazas.”

“En cada rincón hay un asesino”

En su primer día Joya observó todo el nuevo parlamento afgano y pensó: “En cada rincón se esconde un asesino, un títere, un criminal, un lord de la droga, un fascista. Esto no es una democracia. Soy una de las pocas personas en este lugar que ha sido auténticamente elegida.” Comenzó su discurso de introducción diciendo: “Mis condolencias al pueblo de Afganistán…”

Antes de que pudiera continuar, los señores de la guerra comenzaron a gritar que la violarían y la matarían. Un señor de la guerra, Abdul Sayyaf, le gritó una amenaza. Joya le miró directo a los ojos y dijo: “Aquí no estamos en [el área que él gobierna por la fuerza] así que contrólese.”

Le pregunto si tuvo miedo, y sacude la cabeza. “Nunca tengo miedo cuando digo la verdad.” Ahora habla rápido: “Me siento verdaderamente honorada por haber sido vilipendiada y amenazada por los salvajes que condenaron a nuestro país a una miseria semejante. Me siento orgullosa de que, aunque no tengo un ejército privado, ni dinero, ni potencias mundiales que me apoyen, esos déspotas brutales me teman y comploten para eliminarme.”

Dice que para los afganos de a pie no hay diferencias entre los talibanes y los señores de la guerra igualmente fundamentalistas. “Qué grupos son etiquetados como ‘terroristas’ o ‘fundamentalistas’ depende de lo útiles que sean para los objetivos de EE.UU.,” dice. “Existen dos lados que aterrorizan a las mujeres, pero los del lado anti-estadounidense son ‘terroristas’ y los pro-estadounidenses son ‘héroes.’”

Karzai gobierna sólo por permiso de los señores de la guerra. Es un “títere desvergonzado” que ganará las elecciones presidenciales del próximo mes porque “no ha dejado de trabajar para sus amos, EE.UU. y los señores de la guerra… En este punto de nuestra historia, los únicos que llegan a servir como presidentes son los elegidos por el gobierno de EE.UU. y la mafia que detiene el poder en nuestro país.”

Cada vez que llegaba a desesperar en el parlamento, encontraba a más mujeres afganas corrientes – y volvía a la lucha. Me habla de una muchacha de 16 años, Rahella, que escapó a un orfanato que Joya había ayudado a establecer en su circunscripción. “Su tío había decidido casarla con su hijo, que era drogadicto. Ella se espantó. De modo que ciertamente la aceptaron, la educaron, le ayudaron.” Un día, apareció el tío y se disculpó, diciendo que había comprendido su error. Pidió si podría volver a casa por el fin de semana para visitar a su familia. Joya aceptó – y cuando volvió a su aldea Rahella fue obligada a casarse y fue llevada a otra parte de Afganistán. Meses después supieron que se había bañado en gasolina y se había quemado viva.

Ha habido una epidemia de suicidios de mujeres en todo el “nuevo” Afganistán en los últimos cinco años. “Los cientos de mujeres afganas que se han quemado no sólo se suicidan para escapar a su miseria,” dice Joya, “claman por justicia.”

Pero no se le permitió presentar esos temas en el supuestamente democrático parlamento. Los señores de la guerra fundamentalistas no pudieron derrotar a Joya en las urnas o matarla y buscaron otra manera de silenciarla. Mientras más hablaba, más se enfurecían. Pidió secularismo en Afganistán, diciendo: “La religión es un asunto privado, que no está relacionado con temas políticos y el gobierno… Los verdaderos musulmanes no necesitan dirigentes políticos que los guíen hacia el Islam.” Condenó la nueva ley que declaró una amnistía para todos los crímenes de guerra cometidos en Afganistán durante los últimos 30 años, diciendo: “Vosotros, los criminales, simplemente os estáis dando licencia para salir de la cárcel.” Por lo tanto los parlamentarios simplemente votaron para expulsarla del Parlamento.

Fue ilegal y antidemocrático – pero el presidente, Hamid Karzai, apoyó la exclusión. “Ahora los criminales señores de la guerra ya no son cuestionados en el parlamento,” dice Joya. “¿Eso es democracia?”

En Occidente nos han servido “un montón de mentiras” sobre lo que es Afganistán actual. “Los medios son ‘libres’ sólo si no tratan de criticar a los señores de la guerra y a los funcionarios,” dice en su libro:

“Raising My Voice” [Alzando mi voz]. Como ejemplo, nombra a un señor de la guerra específico: “Si escribes algo sobre su persona, al día siguiente serás torturado o muerto por los señores de la guerra de la Alianza del Norte.” Es “un mito” cuando se dice que ahora las muchachas ahora pueden ir a la escuela fuera de Kabul. “Sólo un cinco por ciento de las niñas, según la ONU, pueden continuar su educación hasta el 12º año.”

Y es “falso” decir que la cultura afgana sea inherentemente misógina. “En los años cincuenta, hubo un creciente movimiento femenino en Afganistán, que se manifestaba y luchaba por sus derechos,” dice. “Tengo una historia” – revisa sus notas – del New York Times en 1959. ¡Aquí está! El titular es ‘Mujeres en Afganistán levantan el velo’ Estábamos desarrollando una cultura abierta para las mujeres – y luego las guerras e invasiones extranjeras lo aplastaron todo. Si podemos recuperar nuestra independencia, podremos reiniciar esa lucha.”

Muchos de sus amigos la instan a abandonar el país, antes de que uno de los aspirantes a asesinos tenga éxito. Pero, ella dice: “Nunca podré partir mientras toda la gente pobre que amo viva en el peligro y la pobreza. No voy a buscar un sitio mejor y más seguro, y dejarla en el infierno.” Mientras me pide perdón por su inglés – que, en realidad, es excelente – vuelve a citar a Brecht: “Los que luchan fracasan a menudo, pero los que no luchan han fracasado siempre.”

Actualmente, Joya lucha por la democracia desde afuera del parlamento. Pero, dice, todo demócrata afgano está actualmente “atrapado entre dos enemigos. Están las fuerzas de ocupación desde el cielo, lanzando bombas de racimo y uranio empobrecido, y en tierra están los señores de la guerra fundamentalistas y los talibanes, con sus propias armas.” Quiere ayudar al creciente movimiento de afganos de a pie que se encuentran entre medio, que se oponen a ambos: “Con la retirada de un enemigo, las fuerzas de ocupación, será más fácil luchar contra esos enemigos fundamentalistas interiores.”

Si fuera presidenta de Afganistán, comenzaría por enviar a todos los criminales de guerra del país ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya. “Cualquiera que ha asesinado a mis hermanas y hermanos debería ser castigado,” dice: “desde los talibanes, a los señores de la guerra, a George W. Bush.” Luego pediría a todas las fuerzas extranjeras que se fueran inmediatamente. Dice que es un error cuando se dice que Afganistán simplemente caería en la guerra civil si eso sucediera. “¿Y qué me dicen de la guerra civil actual? Hoy en día la gente está siendo asesinada – muchos, muchos crímenes de guerra. Mientras más tiempo permanezcan en Afganistán las tropas extranjeras haciendo lo que hacen, peor será la eventual guerra civil para el pueblo afgano.”

El público afgano, agrega, está de su parte, refiriéndose a un reciente sondeo de opinión que muestra que un 60% de los afganos desea una retirada inmediata de la OTAN. Mucha gente en Afganistán, dice, tenía esperanzas en Barack Obama – “pero en realidad está intensificando la política de George Bush… Sé que su elección tiene mucho valor simbólico en términos de la lucha de los afro-estadounidenses por igualdad de derecho, y esa lucha es algo que admiro y respeto. Pero lo que es importante para el mundo no es si el presidente es negro o blanco, sino sus acciones. No se puede comer simbolismo.”

La política de EE.UU. es impulsada por la geopolítica, dice, no por personalidades. “Afganistán está en el corazón de Asia, de modo que es un sitio muy importante para tener bases militares – para que puedan controlar con mucha facilidad el comercio con otras potencias asiáticas como ser China, Rusia, Irán, etc.”

“Pero puede ser cambiado por los estadounidenses,” agrega. Ahora se apasiona, su voz aumenta de tono. “Digo a Obama – en mi área, 150 personas fueron muertas por bombas de EE.UU. en un solo incidente en este año. Si su familia hubiera estado allí, ¿enviaría más soldados e incluso más bombas? Su gobierno está gastando 18 millones de dólares para construir otra cárcel de Guantánamo en Bagram. Si su hija pudiera ser detenida allí, ¿la estaría construyendo? Digo a Obama: cambie de ruta, o de otra manera la gente dirá mañana que es otro Bush.”

“Cuesta ser fuerte todo el tiempo”

“No es bueno mostrar alguna debilidad a mis enemigos, (pero) cuesta ser fuerte todo el tiempo,” dice Joya suspirando, mientras se pasa las manos por los cabellos. Ha estado hablando con tanta insistencia – con semejante coraje preternatural – que es fácil olvidar que era sólo una muchacha cuando fue lanzada a la lucha contra el fundamentalismo. Nunca se le permitió ser adolescente. La bravía concentración en su cara se desvanece, y parece un poco perdida. “Sí, mi madre se siente orgullosa de mi persona,” dice, “pero ya sabe cómo son las madres – se preocupan. Cada vez que hablo con ella por teléfono, su primera y última frase siempre es ‘¡Cuídate!’”

Hace dos años, se casó en secreto. No puede nombrar a su esposo, porque lo matarían. Hubo que revisar las flores para su boda a la busca de bombas. Sólo dice que se conocieron en una conferencia de prensa, “y que él apoya todo lo que hago.” No lo ha visto “durante dos meses,” dice. “Nos encontramos en casas seguras de nuestros partidarios. No puedo dormir en la misma casa dos noches seguidas. Es una casa diferente cada noche.”

¿De dónde sale tanto valor? Actúa como si la respuesta fuera obvia – cualquiera lo haría, afirma. Pero no lo hacen. Tal vez provenga de su creencia de que la lucha es larga y que nuestras vidas individuales son cortas, de modo que sólo podemos hacer progresar nuestra causa de a poco, sabiendo que otros tomarán el relevo. “Cuando yo muera, otros vendrán. De eso me siento segura,” dice.

Ciertamente tiene un fuerte sentimiento de pertenecer a una larga historia de afganos que lucharon por la libertad. “Mis padres eligieron mi nombre por Malalai de Maiwand. Fue una joven quien, en 1880, fue a la línea de fuego en la segunda guerra anglo-afgana a tratar a los heridos. Cuando los combatientes estaban cerca del colapso, levantó una bandera afgana y condujo a los hombres a la batalla. Fue herida – pero los británicos sufrieron una derrota importante y, finalmente, fueron expulsados.”

Cuando se presentó como candidata, tuvo que elegir un apellido, para proteger la identidad de su familia. “Me puse el nombre de Sarwar Joya, el poeta afgano y constitucionalista. Pasó 24 años en la cárcel y finalmente lo mataron porque no estuvo dispuesto a comprometer sus principios democráticos… En Afganistán tenemos un dicho: la verdad es como el sol. Cuando asciende, nadie puede taparla u ocultarla.”

Malalai Joya sabe que la pueden asesinar en cualquier momento, en nuestro recién liberado ‘istán’ de los señores de la guerra. Me abraza para despedirse y dice: “Tenemos que mantenernos en contacto.” Pero me quedo preguntándome tristemente si volveremos a vernos algún día. Tal vez lo nota, porque me insta a volver a leer el último párrafo de sus memorias “Raising My Voice.” “Es realmente como me siento,” explica. Dice: “Si muriera y queréis continuar mi trabajo, venid a visitar mi tumba. Echadle un poco de agua y gritad tres veces. Quiero oír vuestra voz.” Miro su cara y ella me da la sonrisa más valerosa que haya visto en mi vida.


`Raising My Voice' de Malalai Joya fue publicado por Rider. Todos los beneficios serán utilizados para apoyar la causa de los derechos de las mujeres en Afganistán.

http://www.zmag.org/znet/viewArticle/22232

domingo, 9 de agosto de 2009

http://goliardo-argentino.blogspot.com/
Muy bueno este blog ,hay que verlo..Lizzie

viernes, 7 de agosto de 2009

http://www.elortiba.org/cooke.html
Leer y releer hasta el cansancio,esto es genia muy
importante,interesante hay que estudiar mucho..Alicia
La democracia apesta", clamaba Astolfo Hinkel en El gran dictador (Charles Chaplin, 1940). "Campo de concentración Erhardt... Los judíos hacen el camping y nosotros las concentraciones", se decía en Ser o no ser (Ernst Lubitsch, 1942). "Los grandes delincuentes políticos deben quedar al descubierto y, preferentemente, expuestos al ridículo", afirmó Bertolt Brecht sobre su obra de 1941 La resistible ascensión de Arturo Ui, alegoría sobre la carrera de Hitler, traspasada a la figura de un potentado del negocio de la coliflor. Nadie con dos dedos de frente duda hoy día de la oportunidad, del valor, del nivel cómico y de la altura intelectual de las piezas de Chaplin, Lubitsch o Brecht. Como tampoco parece desdeñable (aunque en este caso haya voces discordantes) la inmensa capacidad para el clown, para la carcajada húmeda de Roberto Benigni en La vida es bella (1998). Por todo ello, obviemos de una vez las ideas preconcebidas sobre la ética del humor y vayamos al meollo, al producto en sí.

Mein Führer arranca a toda mecha. Visualmente impecable, con una banda sonora que marca a la perfección un tono entre lo grandilocuente y lo grotesco, y una afilada voz en off, la película promete con sus aspiraciones de representación del mal como un fantoche necesitado de cariño, como un caprichoso niño grande acomplejado por las palizas de su padre. Expuestas las cartas, sin embargo, Levy las juega con una lamentable falta de talento. A partir de la media hora de metraje, ninguna de las situaciones parece tener interés, ninguno de los diálogos tiene altura cómica o trascendencia teórica. El perpetuo brazo en alto de Himmler por culpa de una prótesis (sacado de Teléfono rojo: ¿volamos hacia Moscú?) y la culminación de la historia con un "¡Heil, yo mismo!", copiado de Ser o no ser, sólo confirman su incapacidad.

domingo, 2 de agosto de 2009

http://www.garcilaso.org/obras/sonetos.htm
Sonetos

sábado, 1 de agosto de 2009

Eternidades
Rosa Miriam Elizalde

Por: Rosa Miriam Elizalde

Correo: digital@jrebelde.cip.cu
26 de agosto de 2008 00:55:28 GMT
«¿Por qué tengo que creer que un subsecretario es más real que un sueño?». La frase es de Jorge Luis Borges y confirma lo que ya sabemos: si la realidad no estuviera habitada por la fantasía no existiríamos. Darwin se lamentaba de la atrofia de parte de su cerebro convertido en una máquina de procesar reglas generales a partir de una enorme cantidad de datos. Había olvidado la poesía.

El otro día pesqué por casualidad un artículo que hablaba de la enseñanza de las ciencias. Varias universidades de Escocia complementan la educación de sus estudiantes de Medicina mediante la literatura. El propósito es ayudarlos a aprender acerca de la moral y del sufrimiento, propiciar la comunicación con sus pacientes. Junto con estudiantes de arte, analizan autores, critican poetas, escriben ensayos. El laboratorio y el hospital siguen proporcionando la base del conocimiento que debe tener un médico, pero el estudio de la literatura lo interna en un laboratorio no menos importante: el del alma humana.

En Estados Unidos, algunas compañías ansiosas por conseguir programadores, tientan a los jóvenes que se interesan por la computación y los contratan antes de completar sus estudios formales. Sugieren que las escuelas dejen de enseñar programas y técnicas que rápidamente serán obsoletos y que se dediquen a profundizar en disciplinas como la literatura que estimulan una inteligencia abierta y flexible. Con mentes estrechas —dicen— las nuevas tecnologías dejan de ser nuevas.

Ernesto Sábato, eminente doctor en Física antes de dedicarse a la literatura, reconoce que sin lecturas que estimulen su fantasía el ser humano está condenado a vivir exiliado de sí mismo. «Vivimos gracias a los libros que hemos leído, porque la vida no es solo lo que nos ocurre cada día, sino lo que vemos que les ocurre a los otros».

Nuestras vidas son también los hilos, casi siempre ocultos, que enlazan una época con la otra, los hechos y las historias que nos antecedieron, y las ideas que comenzaron a perfilarse en unos, maduraron en otros y terminaron ancladas en la memoria popular gracias a una herencia literaria única. Cultura es asociación. Un precioso ejemplo es la frase más popular del ensayo Nuestra América, de José Martí, que al parecer ya estaba prefigurada en versos de Francisco Pobeda, un poeta que murió en Sagua la Grande, diez años antes de que el Maestro publicara su conocidísimo texto.

«Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas!», escribió Martí el 10 de enero de 1891.

¿Habrá visto José Martí esos árboles en fila, leyendo a Pobeda? El poema, incluido en casi todas las antologías de la poesía cubana del siglo XIX, dice: «Se eleva el roble amarillo/ de la sierra en la espesura/ pero cede en hermosura/ el corpulento anoncillo:/ Cedros de caracolillo/ naranjos, lima, bagá,/ limón francés, camaguá,/ el hueso, carne doncella,/ álamo, sauce, grocella,/ todo en nuestra Cuba está.// La jocuma y cuajaní,/la caoba, el chicharrón,/ la palma real, el piñón,/ el marrullero y hubí:/ Vemos siempre verde aquí/ a la predilecta yaya,/ también a la siguaraya,/ a la vigueta y al jobo,/ y al gigantesco algarrobo/ cubierto de pitajaya».

Y va Pobeda mencionando todos los árboles que el monte cubano le deja rimar y los alista, uno a uno —cuento 132 en solo 11 estrofas—, en la más delirante de las enumeraciones que se puedan encontrar de las bellezas de esta Isla. Enlazados están, desde el copado guayacán, el guao de sombra venenosa, el pintado granadillo y el erguido cocotero, hasta la ceiba. Martí debió imaginárselos así, uno al lado del otro, con sus ramas enlazadas, sus copas inalcanzables y sus hojitas al viento, molestando los ojos del gigante invasor. Sabía que los árboles en fila eran impenetrables, como sugieren tácitamente estos versos de Pobeda.

La literatura es lo que queda de nosotros, asegura otro argentino, Abelardo Castillo, y esta, como la vida, está cargada de fatalidad y de tristeza. «¿Por qué?», se pregunta. «La vida no es siempre fea. Lo que pasa es que, en el fondo, la literatura es un conjuro contra la infelicidad y la desdicha. La gente quiere ser feliz. Pero la felicidad no hay que escribirla: hay que vivirla. O por lo menos intentar vivirla. En la literatura se pone el deseo, la nostalgia, la ausencia, lo que se ha perdido o no se quiere perder. Por eso es tan difícil escribir una buena historia feliz. La historia de amor más hermosa que se ha escrito es Romeo y Julieta. Pero es una catástrofe. Ella tiene 14 años y él 18, y terminan suicidándose. La felicidad absoluta no existe, y uno escribe, justamente, porque la felicidad no existe. Existen pequeños instantes de felicidad, o alegrías fugaces, que, si se consigue perfeccionarlos en la memoria, pueden ayudar a vivir durante muchísimos años. La literatura —¿la lectura?— es el intento de eternizar esos momentos».

De eternizarnos, valdría decir.
http://www.juventudrebelde.cu/cartas-son-cartas/2008-08-26/eternidades/